Xi Congreso Internacional De CerÁMica

Madrid, 22-28 de septiembre de 1968
Recientemente han concluido las tareas del XI Congreso Internacional de Cerámica que se ha celebrado en Madrid con asistencia de unas ochocientas personas llegadas de treinta y dos países. Las reuniones técnicas y las reuniones de las diferentes Comisiones han tenido lugar en la Casa Sindical Nacional, Como importante complemento de este Congreso, se ha desarrollado un extenso programa de visitas a fábricas de cerámica de España y de Portugal, y se ha montado una Exposición de Productos Cerámicos españoles.
Las líneas que anteceden bastarían, por supuesto como breve nota informativa, pero dejarían sin descubrir la significación y los logros de este Congreso.
El XI Congreso Internacional de Cerámica (XI C. I. C), celebrado bajo los auspicios de la Asociación Europea de Cerámica (A. E. C), ha sido organizado por la Sociedad Española de Cerámica en colaboración con el Gremio dos In-dustriáis de Cerámica de Portugal. Estos son, respectivamente los organismos que representan a España y a Portugal en la Asociación Europea de Cerámica.
Como es bien sabido, la Sociedad Española de Cerámica tiene un carácter estrictamente cultural, y persigue como objetivo fundamental la elevación del nivel técnico y científico de sus industrias asociadas.
En otros países existen asociaciones nacionales de este mismo carácter que han rendido y siguen rindiendo valiosísimos servicios al desarrollo de la ciencia cerámica y al paralelo perfeccionamiento tecnológico de las industrias de esta rama.
Estas diversas asociaciones cerámicas nacionales de países europeos están agrupadas desde hace unos veinte años en el seno de la Asociación Europea de Cerámica.
Entre las actividades más destacadas de la A. E. C. figura la organización de los Congresos Internacionales de Cerámica, en los cuales participan por derecho propio los subditos de sus países miembros, además de un gran número de especialistas pertenecientes a asociaciones cerámicas de otros países a las cuales se cursa invitación. También son de señalar sus actividades en el campo científico, en especial la celebración de las Conferencias Internacionales sobre Ciencia Cerámica, que vienen sucediéndose regularmente cada dos años.
En el Congreso que ahora acaba de clausurarse en Madrid se han presen-tado treinta y seis comunicaciones técnicas sobre trabajos originales, y tres conferencias plenarias en las que se han aportado interesantes ideas sobre las perspectivas de desarrollo de la cerámica blanca, de los refractarios y de los materiales de tierra cocida. Además, durante la solemne sesión de apertura del Congreso, celebrada bajo la presidencia del Excmo. Sr. D. losé Solís Ruiz, Ministro Secretario General del Movimiento, el Dr. D. Juan Roger Riviere pronunció una documentada conferencia sobre el desarrollo histórico de la cerámica en la Península Ibérica.
Resulta muy difícil señalar cuáles han sido las comunicaciones técnicas de mayor interés, porque todas ellas han supuesto una aportación real a la tecnología cerámica. Los que vivimos día a día el laborioso proceso del desarrollo científico y tecnológico sabemos muy bien que solamente en muy raras ocasiones se producen descubrimientos de carácter revolucionario o sensacional.
En este Congreso, como en tantos otros, no hemos presenciado ningún acontecimiento sensacional, pero todas las comimicaciones presentadas, sin excep-ción, han contribuido a enriquecer la tecnología cerámica con ideas sólidas y originales que, sin duda alguna, darán importantes frutos prácticos cuando sean adecuadamente explotadas.
Nos produce especial satisfacción el hecho de que en este bullir de ideas, que ha sido el XI C /. C, hayan tenido activa participación los ceramistas es-pañoles, unos interviniendo en las discusiones, otros presidiendo mesas en las sesiones técnicas y otros presentando comunicaciones de sus propios trabajos de investigación.
A aquellas personas interesadas en el contenido técnico del Congreso les alegrará saber que los textos íntegros de todas las conferencias serán publi-cados en un volumen que aparecerá aproximadamente en el mes de septiembre de 1969. La solicitud de ejemplares podrá dirigirse a la Sociedad Española de Cerámica, C. Serrano 113, Madrid-6.
Otra de las facetas que ha ofrecido el XI C. I. C. ha sido la organización de una Exposición de Cerámica, en la sala de exposiciones del Ministerio de Obras Públicas, con una concurrencia de unos veinticinco expositores. Con esta exposición se ha pretendido mostrar a los numerosos congresistas —todos ellos expertos en la materia— cuál es el nivel de calidad de la producción cerámica española de nuestros días, tanto en la rama industrial como en la artesanal. La representación industrial ha estado a cargo de prestigiosas fábricas españolas de porcelanas y lozas de mesa y de ornamentación, de cerámica sanitaria, de azulejos, de refractarios, etc., y la representación artesanal a cargo de la Obra Sindical de Artesanía y de las Escuelas de Cerámica de Madrid y de Manises.
Sería fatuo afirmar que los productos cerámicos presentados han hecho una profunda mella en el ánimo de los expertos que los han contemplado, pero pecaríamos de injustos si no reconociésemos que nuestra producción cerámica actual ha alcanzado un nivel de calidad tal que le permite codearse muy honrosamente con el resto de la producción europea. Y prueba de ello es la cre-ciente aceptación de nuestra cerámica en los mercados internacionales.
De la cerámica de artesanía presentada no vamos a hacer ningún comentario especial. Simplemente diremos que tanto las piezas creadas por profesores y alumnos de las Escuelas de Cerámica, como las que proceden de los talleres artesanos, han logrado dar al visitante una imagen —parcial quizá— pero viva y rica de la potencialidad creadora de nuestros ceramistas. Siguiendo arraigadas y limpias tradiciones, estos beneméritos artistas hacen el cotidiano milagro de perpetuar en la frágil materia cerámica la belleza de las formas, de las texturas y de los colores. Las magníficas piezas presentadas acreditan una vez más que la vocación cerámica de nuestro pueblo sigue conservando toda su lozanía.
Los numerosos congresistas que se han dado cita en Madrid, no se han limitado a participar en las sesiones técnicas y a contemplar los frutos de nuestra laboriosidad industrial y artesana mostrados en la Exposición. La Sociedad Española de Cerámica y el Gremio dos Industriais de Cerámica de Portugal se mostraron solidarios en el deseo de ofrecer a la curiosidad internacional las mejores instalaciones fabriles de los dos países. Y así, haciendo gala de la más perfecta coordinación, programaron la visita a veintinueve fábricas españolas y a trece fábricas portuguesas, así como a un laboratorio español, el Instituto »Eduardo Torr o ja’ de la Construcción y del Cemento y a dos laboratorios portugueses, el Laboratorio Nacional de Engenharia Civil y el Laboratorio Central de la Organización Vista Alegre. Para poder realizar tan numerosas visitas, los congresistas fueron divididos en dieciséis grupos, y partieron, irradiando de Madrid, hacia los más diversos lugares de España y de Portugal.
La organización de un tan complejo programa de visitas ha sido laboriosa, pero ciertamente el esfuerzo se ha visto compensado cumplidamente. El espectáculo de cuarenta y dos fábricas abiertas a la visita de los colegas de treinta y dos países no es algo que pueda contemplarse todos los días.
Hay que tener presente, sin embargo, que esta hospitalaria actitud de los fabricantes españoles y portugueses se apoya en el grato precedente de los diez Congresos anteriores, durante los cuales las fábricas de los respectivos países han permanecido también abiertas a los congresistas. La Asociados Europea de Cerámica aplica en estas materias el inviolable principio de la reciprocidad. Y los ceramistas de España y Portugal, como miembros que son de la A. E. C, han fundido en esta ocasión su innato espíritu de noble hospitalidad, con el acatamiento a las normas del organismo internacional al que pertenecen.
Resulta interesante destacar que nuestro país ha podido mostrar a sus visitantes unas veinte fábricas nuevas o profundamente renovadas, que hace so-lamente cinco años aún no lucían en el firmamento industrial español. No es ahora el momento de analizar estadísticas ni de entrar en más profundas consideraciones sobre esta realidad. Sin embargo, nos vence la tentación de dejar escritas aunque sólo sean unas cuantas palabras de optimismo.
Cuando la industria de un país, como ahora es el caso de la industria cerámica española, es capaz de ofrecer unas tan halagüeñas realidades, podrá recibir contra su cara objeciones tales como inmadurez, falta de planificación, escasez de técnica genuinamente nacional, poca originalidad en los productos que lanza al mercado, etc., etc., pero jamás se le podrá negar que está pisando firme en el camino del desarrollo, aunque las metas a alcanzar aún se hallen distantes. El aturdimiento propio de una súbita explosión industrial como la que ahora contemplamos puede justificar todos estos defectos. Lo que ya no sería justificable es que llegasen a constituir norma y se perpetuasen.
Bueno es a mi modesto entender, que se hayan desatado las aguas de este torrente tecnológico para romper nuestra secular atonía industrial. Luego, la cordura y la experiencia que da la brega con las nuevas situaciones, harán el milagro de dar un cauce permanente y rectilíneo al futuro desarrollo de nuestras industrias cerámicas.
Las actividades medulares de este XI Congreso Internacional de Cerámica han quedado sucintamente expuestas en las líneas que anteceden. Pero el cuadro resultaría incompleto si no se destacasen los valores tremendamente humanos de los grandes acontecimientos de este género: Manos amigas que se estrechan, cordiales abrazos de bienvenida y adiós, sabrosas discusiones en el incómodo marco de los pasillos, sosegadas tertulias alrededor del humeante café, proyectos que se esbozan, conversaciones que se anudan y se desanudan en el continuo ir y venir, saludos, sonrisas, y tantos ingredientes más que hacen de los Congresos no solamente un frío lugar de cita de las inteligencias, sino también una cálida encrucijada de la humana cordialidad.
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