EvaluaciÓN De La Actividad Investigadora Y Revistas CientÍFicas Nacionales

El pasado 22 de noviembre de 1990 la Comisión Nacional Evaluadora de la Actividad Investigadora del MEC consideró evaluados positiva o negativamente los tramos de seis años que cada profesor universitario o investigador pre-sentó a evaluación para tener derecho al complemento económico extraordinario de productividad previsto en la Ley 30/1984 de 2 de agosto. Con esta resolución se ha cumplido lo previsto en cuanto a la valoración que se veía necesaria de la actividad de los científicos españoles que son funcionarios del Estado. Hasta aquí todo es correcto, pues el Estado español como empresa que paga los sueldos del colectivo de «científicos-funcionarios», no sólo está en su derecho de valorar su actividad, sino en estimularla económicamente para aumentar la competitividad y el nivel de la Ciencia en España. No dudamos tampoco que esta evaluación se ha hecho con buena voluntad. Pero no vamos a entrar en esta editorial en valoraciones estadísticas e incluso triunfalistas desde el punto de vista político de los resultados de esta evaluación (véase al respecto la revista «Política Científica» del propio MEC). Ni tampoco vamos a describir con detalle todos los pormenores del proceso seguido y de los criterios, pues puede consultarse al respecto los excelentes artículos de José María Hernando en el Boletín del Colegio de Doctores y Licenciados de Madrid («Boletín CDL», octubre 1989, págs. 15-17, y más recientemente, «Boletín CDL», febrero 1991, págs. 8-11). Ahora bien, queremos desde esta editorial hacer unas reflexiones sobre el gran daño que se ha infringido a las revistas científicas nacionales con los criterios usados en dicha evaluación que ya apuntamos en la anterior editorial de este Boletín de la SECV, num. 6 de 1990. Cuando se realiza la evaluación de una actividad profesional y más como es la científica en un colectivo que es funcionario y sin criterios empresariales o sin una visión política amplia de qué es lo que demanda la industria española de sus científicos «oficiales», el problema no es que esta evaluación «levante ampollas» o produzca «desmoralizaciones» como algunos de los más favorecidos han dicho, sino que se CONDICIONA FUERTEMENTE EN EL FUTURO LA MANERA DE ENFOCAR SU CARRERA CIENTÍFICA POR PARTE DE LOS INVESTIGADORES QUE SON FUN-CIONARIOS. En toda la comunidad científica española es conocido que: «En algunos comités asesores el desprecio de publica-ciones españolas ha sido verdaderamente sorprendente. Han primado trabajos publicados en inglés en revistas del ámbito anglosajón» («Boletín CDL», 1991, febrero, pág. 11). La situación es «kafldana», pues el propio MEC es el que subvenciona en parte además con dinero del contribuyente la mayor parte de estas revistas nacionales (entre ellas el Boletín de la SECV) y el que debería velar porque ese dinero repercuta en beneficio de la industria nacional tan necesitada de «know-hows» nacionales. Y precisamente ES EL QUE VA A «PREMIAR» Y «ESTIMULAR» que nuestros científicos faciliten gratis o «regalen» lo mejor de su trabajo a empresas editoriales multinacionales, especialmente holandesas y norteamericanas, que se lucrarán con el COMERCIO DEL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO, GENERADO EN NUES-TRO PAIS Y PAGADO POR EL CONTRIBUYENTE ESPAÑOL. Las consecuencias de esta «reconducción» serán mayores sobre todo entre las generaciones jóvenes de científicos que trabajan en centros estatales y, de hecho, ya está sucediendo entre determinados grupos universitarios que: no les interesará estar suscritos a revistas nacionales, no se dedicará tiempo ni esfuerzo a investigaciones para la industria, y más, si no se pueden publicar los resultados, bajará notablemente la asistencia a congresos, sobre todo nacionales e iberoamericanos, que quedarán abandonados a su suerte (¡a pesar del ’92!), no interesará publicar libros en castellano y lo que es más grave se está produciendo una división del colectivo investigador en dos grupos muy diferenciados: por un lado, los que serán premiados por el MEC que sólo publican en inglés, pero generalmente desconectados de las necesidades de la industria nacional, que, por otro lado, seguirá pagando grandes cantidades por patentes extranjeras y, por otro, los que han venido publicando en español o incluso realizando el DOBLE ESFUERZO y que además han hecho contribuciones notables a nuestra industria, aunque no sean muy conocidos en otros países, que serán consecuente-mente considerados «investigadores de segunda división» por los sistemas de evaluación oficiales. La repercusión ya se está dejando sentir en nuestro Boletín, que va a tener dificultades en los próximos meses para obtener artículos científicos sobre todo por parte de los investigadores más jóvenes, dando por tierra el gran esfiíer-zo que ha realizado este Comité de Redacción en estos últimos dos años para homologarlo con otras revistas extranjeras con acciones concretas tales como: 1) cuestionario de «referees» idéntico al del J.Am.Cer.Soc; 2) revisión de trabajos por dos supervisores o «referees»; 3) existencia de un comité internacional prestigioso de composición, muy semejante a otras revistas extranjeras; 4) recogida de artículos del «Boletín» en registros internacionales de información: Current Contents, Chemical Abstracts, Key Abstracts…, e incluso, 5) publicando en inglés a autores de otros países para exten-der la difusión de este Boletín. Y todo ello, avalado por un estudio bibliométrico de la excelente aceptación de esta revista que realizó el propio Instituto de Documentación en Ciencia y Tecnología, que pertenece además al propio MEC. La conclusión de esta editorial no puede ser otra que la siguiente, en la misma línea que nuestra editorial num. 1 del año 1990: si el sector estatal utiliza unos criterios de evaluación que perjudicarán a nuestra revista a no ser que éstos sean corregidos, debe ser el propio SECTOR INDUSTRIAL PRIVADO y especialmente aquellos que son socios de la SECV, los que con apoyo a artículos de interés industrial (incluso patrocinados), un apoyo publicitario más amplio y facilitando continuamente noticias de nuestras empresas o «notas de prensa», el que evite que desaparezca este «Bole-tín», que tanto trabajo ha costado llevar a su volumen 30 ininterrumpidamente con un prestigio y nivel científico y técni-co actual que es más valorado fuera de nuestro país que por nuestras autoridades del MEC.
JESUS Mª. RINCÓN
Secretario General de la SECV Redactor-Jefe del «Bol.Soc.Esp.Ceram.Vidr.»
https://boletinessecv.es/wp-content/uploads/2025/03/20120508125832.z19913001.pdf