El Gran Salto


Un riachuelo, un charco, una acequia, no se atraviesan en varios ridiculos saltitos. Se atraviesan de un sólo brinco, de un brinco poderoso, decidido y calculado.
Saltar o no saltar —diríamos parodiando a Shakespeare—-, eso es lo que hay que decidir. El sí o el no, sin ninguna solución intermedia. No hay atardeceres ni amaneceres. Hay solamente noche o día.
Las situaciones fáciles de la vida son aquéllas en que solamente hemos de elegir entre el gris claro y el gris oscuro. Las situaciones difíciles son, por eT contrario, las que exigen que nos decidamos por el blanco o por el negro.
Resulta más que evidente que a las grandes decisiones han de preceder las grandes meditaciones, y en algunos casos —en demasiados quizá— se tratan de orillar esas grandes meditaciones y decisiones, sustituyéndolas por algo que* es mucho más cómodo y normalmente más ineficaz: las decisiones parciales.. Las actitudes perezosas y las indecisiones enfermizas puedan hallar muchas justificaciones. La pena es que ninguna de ellas sea plenamente convincente.
Se nos querrá presentar la cobardía disfrazada con sayo de prudencia, pero el engaño será fácilmente descubierto.
Cuando acumulamos mucha energía, estamos en condiciones de poder dar un salto muy largo. Si el avión lleva los depósitos llenos de combustible y sC) halla en buena salud mecánica, puede arriesgarse a un largo vuelo sin escalas.–
La vida nos exige muchas veces hacer esos vuelos sin escalas, nos exige tomar unas determinaciones importantes que no pueden ser fraccionadas. En rehuir de plano estas responsabilidades seria poner de manifiesto nuestra de-bilidad demasiado a las claras, y por ello se adopta a veces la insincera actitud-de buscar soluciones parciales o transitorias a aquello que no las tiene, o bien de interponer dilaciones o salidas tangenciales a algo que hay que abordar en-seguida y de frente.
La naturaleza de estas situaciones puede ser muy diversa y afectar a problemas personales, empresariales, sociales o de cualquier otro orden. No nos importa. A todas ellas alcanza el espíritu de estas lineas.
A grandes problemas, grandes soluciones. Y si hay que saltar largo, se salta ¡Qué pocas veces nos arrepentiremos de las grandes decisiones tomadas des-* pues de prolongada y profunda meditación!
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