El Desafio De Ser Multicultural


Inexorablemente el año 1992 se acerca, con lo que supone la integración total a nivel económico de nuestro país en la Comunidad Económica Europea (CEE). Este ya casi inminente acontecimiento va a cambiar no sólo las motivaciones nacionales y nuestra manera de ver el contexto internacional por debajo de «los Pirineos» sino que va a suponer un gran desafío económico que afectará notablemente a nuestra actividad científica e industrial. Lógicamente el mundo industrial y científico de los sectores ce-rámicos y vidrieros de nuestro país se verán sensiblemente afectados por este hecho. Todavía existen socios en nuestra Sociedad Española de Cerámica y Vidrio que se es-candalizan cuando estamos comenzando a admitir otros idiomas en nuestros Congresos Nacionales o incluso en nuestro Boletín. Europa, como la misma España, es una gran «multicultura», de ahí su gran riqueza como generadora de nuevas ideas. Y hacia ella debemos intentar dirigirnos, pero sin perder nuestra propia identidad, por lo que creemos sería un error «sacrificar» las sociedades científicas y técnicas nacionales, así como las revistas nacionales, como al-gunos defienden con sus políticas y criterios de evaluación.
Desde nuestra Sociedad se ejerce una labor didáctica integradora con la publicación de este Boletín, la Organización de Cursos, Reuniones y Congresos nacionales e internacionales que aún no han sido lo suficientemente valorados por los sectores que les corresponde. Esta Sociedad se sostiene, y es necesario decirlo, a diferencia de otras Editoriales y Sociedades, no sólo gracias a la cuota y apoyo de sus socios; sino, principalmente, gracias a la labor desinteresada de una serie de socios que se renuevan cada cuatro años y que, duplicando sus esfuerzos, ya que no dejan para nada sus actividades normales en la industria o en la investigación, dedican sin ningún lucro, su escaso tiempo libre a que esta «maquinaria social» no se pare. Son muchas las dificultades que se avecinan para los años siguientes al 92, ya que esta Sociedad no tendrá sólo que competir con la labor de publicación de editoriales o sociedades transnacionales, sino que tendrá que luchar para convencer a los propios socios y a las autoridades del Ministerio de Educación, de quien depende fundamentalmente la política científica e investigadora de este país, de que es necesario mantener vivas y dinámicas las sociedades científicas españolas. Precisamente la celebración en 1993 en Madrid del Congreso Europeo de Cerámica tiene que servir para mostrar que viviendo y actuando profesionalmente en una Europa multicultural con pleno derecho y sin ningún complejo, podemos y debe-mos al mismo tiempo mantener unas sociedades científicas y técnicas a las que se les reconozca y estimule el esfuerzo que realizan en bien de la Ciencia y Tecnología, no sólo de este país, sino también del nuevo entorno sociopolítico en el que nos movere-mos de cara al año 2000.
JESÚS Ma. RINCÓN
Secretario General SECV
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