CerÁMica Y Vidrio


Si hubiésemos de definir el mundo de hoy mediante unos pocos signos que realmente dibujasen los perfiles de la era en que vivimos, uno de ellos sería sin duda el de la demolición de las barreras, el de la intercomunicación de recintos tradicionalmente estancos, el del allanamiento de fronteras tenidas como inamovibles. Esta fantástica evolución del pensamiento, aunque parezca paradójico, no conduce a la indiferenciación ni al emborronamiento de las perspectivas, sino que es fuente de luz y liberación del espíritu creador del hombre.
Cuando se busca la verdad, cuando se profundiza en las raíces del saber, se descubre bien pronto la acción asfixiante y paralizadora que ejercen los retículos y las compartimentaciones que nos ha legado la tradición.
Hoy las ciencias y las tecnologías se entremezclan, se desarrollan por ca-minos insólitos, crecen y fructifican en tierra de nadie, se auxilian y se funden para engendrar nuevos conocimientos que difícilmente podrían clasificarse en ninguno de los compartimentos tradicionales.
Cuando nuestra mente es capaz de superar las vallas existentes, y se siente autorizada y libre para interconectar los conocimientos de las distintas ramas del saber, es cuando realmente puede comenzar su auténtica labor creadora.
Para ilustrar estas ideas, podríamos tomar como ejemplo el de la tradicional separación entre la cerámica y el vidrio.
Dejando a un lado las evidentes diferencias de orden tecnológico, no resulta difícil hallar multitud de campos comunes en los cuales los científicos y los técnicos de ambas industrias pueden sumar su saber. Como es bien conocido, existen no pocas coincidencias de empleo entre los materiales cerámicos y de vidrio, lo cual supone la existencia de un área común de estudio de propiedades de los productos.
Los fabricantes de vidrio venden productos que contienen, por lo general, un cien por cien de sustancia vitrea. Los ceramistas también venden vidrio por-que los productos cerámicos pueden contener hasta varias decenas por ciento de sustancia vitrea. Al ceramista le interesa, pues, extraordinariamente conocer las propiedades del estado vitreo.
Desde el punto de avista químico y físico-químico, ambas ramas de la tecnología coinciden en el empleo de un buen número de compuestos, y comparten su interés hacia los mismos sistemas.
Por otra parte hay que considerar la existencia de modernos materiales, tales como los vitrocristalinos, que aunque han sido fabricados por técnicas vidrie-ras poseen estructuras y propiedades típicamente cerámicas.
Hay que añadir también que ambas industrias utilizan materias primas que en muchos casos son las mismas y que, por tanto, pueden ser objeto de estudio en común.
El ceramista, cuando aplica cubiertas vitreas, pone un vidrio en contacto con su cerámica, y el vidriero, cuando realiza la fusión, pone su vidrio en con-tacto con la cerámica refractaria. En ambos procesos, la significación tecnológica es distinta, pero la interpretación científica no difiere demasiado.
Tanto la cerámica como la vidriería, por ser artes del fuego, tienen en común todos los problemas derivados del empleo de altas temperaturas, que si bien en cada una de las industrias se manifiesta con personalidad propia, gran parte del conocimiento básico es utilizable por ambas.
Los técnicos y los científicos ceramistas han comprendido ya que no hay barrera que los separe de sus colegas vidrieros, y están abiertos al diálogo y a la colaboración. La invitación está hecha, y la mano del amigo queda tendida y espera.
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