CerÁMica E InnovaciÓN

La optimización de la trasferencia de tecnología se ha con-vertido en uno de los objetivos clave en el momento de deci-dir el futuro de las actuaciones del Plan Nacional de Investigación, así como de las actuaciones en materia tecno-lógica y de calidad y seguridad industrial propuestas por el Ministerio de Industria y englobadas en el Programa ATYCA. La resolución concreta de ese objetivo parece una tarea mucho más compleja, sobre todo a la hora de fijar los ins-trumentos y medidas financieras y de gestión a implemen-tar. De acuerdo con las cifras expuestas por el Secretario General del PNI ,desde 1992 los gastos totales de +D en relación al P.l.B. han bajado del 0.98 al 0.77 %, retrotra-yendo la situación a las cifras existentes en 1988. En el mismo período el número de trabajos publicados por autores españoles en revistas incluidas en el SCI ha que-dado estabilizado en torno a los 18000 artículos por año, tras el gran crecimiento experimentado como consecuen-cia de la puesta en marcha del PNI y los nuevos sistemas de evaluación de la carrera profesional de investigadores e universitarios. Los datos son más preocupantes si se consi-dera que, durante el mismo período, la aportación empre-sarial a los gastos de l+D ha disminuido del 50% al 42% del total, el número de investigadores en las empresas ha caído igualmente del 45% al 35,% , al tiempo que la balanza tecnológica se mantiene claramente deficitaria. Este conjunto de indicadores sigue colocando a España en los lugares de cola de la U.E. en cuanto a esfuerzo tecno-lógico y científico global .La paradoja se hace obvia si se considera que en dicho período se han registrado mues-tras claras de recuperación económica.
En el campo de la cerámica y vidrio y sin disponer de indicadores exhaustivos, es claro que la actividad indus-trial se mantiene en un tono razonablemente pujante en el campo de pavimentos y revestimientos y en el sector del vidrio. Se observa una clara recuperación en el sector de ladrillos y tejas, mientras que el sector de refractarios ha manifestado igualmente un mayor dinamismo en los últimos años. El sector de cerámica y vidrio ha supuesto en 1996 una aportación al P.l.B. nacional superior al 1.1 %, para un valor total de la producción de 1.150.000 MPta, destacando en particular el sector de pavimentos y revestimientos (40% valor de la producción), vidrio (31%), ladrillos y tejas (10 %), esmaltes y fritas ( 8%).
Cifras muy inferiores se registran para porcelana y sanitarios (3%) , refractarios ( 2%), materias primas ( 2%), cerámica artística (2%) siendo casi marginal la aportación de la cerámica técnica ( 1%).
Estas cifras y el gran número de empresas y empleos implicados, coloca a España en el segundo lugar, tras Italia, en cuanto aportación a los P.l.B. del mencionado sector industrial en el conjunto de países de la U.E.
Los datos referentes a actividades de investigación industrial no parecen mostrar el mismo auge. Tomando como indicador los datos del CDTI en el período 1994-1996 , tanto en el número de proyectos concertados como de desarrollo tecnológico, se registra un claro des-censo en la financiación junto con una estabilización en el número de acciones financiadas.
Los 31 proyectos financiados entre 1994 y 1996 han supuesto una aportación total de 5400 MPta, cifra que si en 1994 supusieron 2548 MPta, ( 11 proyectos), bajó a 1201 MPta 1995 ( 9 proyectos), para situarse en 1996 en 1642 MPta (11 Proyectos). Dentro de la relatividad de estos datos, el sector de cerámica y vidrio sigue siendo muy relevante dentro del área de Materiales, del cual supone el 25% de la financiación ( 21616 MPta) y un 20% del número de proyectos ( 152). Los contratos de investigación en el Área de Materiales del CSIC han sufrido un evolución semejante.
En estas condiciones podría deducirse la existencia de un tejido industrial pujante pero con una base investiga-dora débil, sobretodo en algunos sectores. Una de las posibles explicaciones podría ser que los mecanismos de adquisición de tecnología por parte del sector empresarial no pasan en lo fundamental por los circuitos académicos convencionales: contratos, proyectos con centros públicos, etc. La opacidad en cuanto a los recursos propios de investigación de las empresas hace difícil conocer el grado de adquisición de tecnología generada por sus propios medios. En alguno de los sectores, por ejemplo, fritas y esmaltes, es claro que se ha conseguido un liderazgo mundial.
En todo caso la debilidad del sector industrial de cerámica avanzada, así como la necesidad de asegurar un futuro más diversificado a los sectores cerámicos convencionales ante la creciente competencia internacional van a exigir un mayor esfuerzo de trasferencia de los recursos científicos y tecnológicos existentes. El futuro del Plan Nacional en el Area de Materiales y las medidas de apoyo tecnológico al sector impulsadas por el MINER hacen necesario abrir un mayor nivel de intercambio de información y experiencias. Lo que parece carente de sentido es plantear un nuevo enfoque más orientado nominalmente hacia la trasferencia de tecnología sin haber evaluado en profundidad la experiencia de casi diez años de los Programas Nacionales. •
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