¿Cambio de tendencia en el mundo cerámico europeo?
Algunos indicadores de la actividad cerámica europea parecen señalar que su situación actual podría ser más grave que la de una simple crisis asociada al periódico cambio de ciclo en el mundo de la construcción, o incluso de la incertidumbre creada por la guerra de Irak.
Sus síntomas vienen de más atrás: una industria en que el modelo de economía de escala, asociado a importantes consumos energéticos y de materias primas, parece haber tocado techo.
El estancamiento, cuando no caída, en las cifras de producción, el descenso de la actividad exportadora o la disminución de la asistencia a ferias y congresos son algunos de esos síntomas.
Ateniéndonos al sector más significativo en términos de facturación y producción, el de pavimentos, revestimientos y esmaltes, los datos presentados por las asociaciones alemanas del sector en un reciente encuentro con la prensa técnica
especializada no dejan lugar a dudas. A la caída de los mercados domésticos se une la competencia cada vez mayor de China en el mercado internacional. Según los últimos datos disponibles, China produce el 35% de de los 4.600 millones de m2 que alcanza ya la producción mundial. La suma de las producciones de dos países tan emblemáticos como Italia y España, con unos 620 millones de m2 cada uno, no alcanzan al 80% de la producción china.
Aunque no se dispone de datos contrastables, es evidente que China está haciendo también un gran esfuerzo en otros sectores estratégicos, como el de la fabricación de bienes de equipo para la producción cerámica.
La situación de Europa, cuya producción supone el 65% de los 3.500 millones de Euros en que se valora la producción de los países occidentales, se ve igualmente amenazada.
La respuesta tradicional ante estas dificultades ha sido orientarse hacia los productos de mayor valor añadido, y hacia el incremento de los niveles de automatización, flexibilidad y productividad de los procesos y bienes de equipo, suministrados a la industria. Pero este modelo comienza a plantear algunas dificultades ya que el nivel de innovación alcanzado es tal que desarrollos adicionales requerirían avances científicos y recursos económicos muy considerables.
Si bien el avance científicos es posible dada la ingente acumulación de conocimientos procedentes del área de Materiales, la política comunitaria de I+D, plasmada en el VI Programa Marco, considera al sector cerámico como un sector maduro no valorado como área estratégica, limitando la financiación pública a proyectos de agencias nacionales. En cuanto a los recursos económicos privados, parecen detectarse dificultades para obtener financiación para el sector. Más bien parecería que los inversores europeos estarían más interesados en financiar este tipo de actividades en otras áreas geográficas. El modelo chino representa un buen ejemplo de esta orientación. Los cambios que se atisban en el sector clave de la distribución, parecen orientarse en el mismo sentido. Los grandes grupos mundiales del sector la construcción, cementero y del vidrio están alcanzando acuerdos con los productores cerámicos europeos, mucho más pequeños, para llegar a acuerdos de distribución de cerámica, a través de sus importantes redes comerciales. Pero esas redes de distribución pueden perfectamente ser utilizadas en el futuro para distribuir producciones chinas o de otras regiones.
En todo caso, la orientación futura no puede ser otra que asumir riesgos y tomar la difícil situación actual, no como un problema, sino como una oportunidad para el futuro.
Parece obvio que ese futuro estará inserto en modelos de producción mucho más flexibles y radicalmente novedosos, con un aprovechamiento mucho mayor de innovaciones procedentes de otros sectores y una apertura a nuevos productos. Orientaciones que de forma irreversible deben estar asociados a mayores eficiencias energéticas y medioambientales.
Asimismo será necesario revalorizar el concepto y la cultura de la cerámica incorporada en multitud de usos cotidianos, desde los componentes electrónicos, de automoción hasta la salud, energía o vivienda y mejorar la presencia de los conocimientos cerámicos en todos los niveles educativos.
En este terreno se mueve la actuación de la SECV y de la renovada Sociedad Europea de Cerámica. Esperemos encontrar eco para afrontar estos importantes retos.